Beber refrescos después del ejercicio podría dañar los riñones
Tomar un refresco fresco después de un entrenamiento caliente puede ser refrescante. Sin embargo, según las últimas investigaciones, puede causar más deshidratación e interferir con la función renal.
Cuando hacemos ejercicio en un ambiente caluroso, el flujo de sangre a través de los riñones se reduce. Esto ayuda a regular la presión arterial y conservar el agua. Es una respuesta normal y no causa daño.
Sin embargo, en entornos clínicos, una caída pronunciada en el flujo sanguíneo a través de los riñones puede causar una lesión renal aguda (IRA) debido a la disminución que acompaña al suministro de oxígeno a los tejidos.
Los expertos realizaron una investigación con hombres de un promedio de 24 años. Les sometieron a hacer ejercicio físico durante una hora 4 veces a la semana. Después de cada entrenamiento a la mitad le daban bebidas gaseosas y a la otro agua, al cabo de una semana cambiaron. Después de la sesión, los científicos midieron un rango de parámetros, que incluían la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal central, el peso corporal y la presión arterial.
Es importante destacar que también buscaron un aumento de los niveles de creatinina en la sangre y una tasa de filtración glomerular reducida. Como se esperaba, en los participantes que habían consumido recientemente los refrescos, ambos marcadores estaban presentes.
Además, se demostró que los participantes en el ensayo de refrescos estaban ligeramente deshidratados y tenían niveles más altos de vasopresina, una hormona antidiurética que aumenta la presión arterial.
En definitiva el consumo de refrescos durante y después del ejercicio con calor no rehidrata. Por lo tanto, consumir refrescos como bebida de rehidratación durante el ejercicio con calor puede no ser lo idea.
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